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Características

Tomando en cuenta lo que hemos dicho sobre la leyenda, difícilmente se pueden enumerar títulos. En primer lugar, las leyendas viven en versiones que responden a gustos e intereses de cada comunidad o grupo. Y, en segundo, porque en los géneros de tradición oral, los títulos no existen como tales ni son fijos.

En nuestro país, aún se conserva una inmensa variedad de leyendas explicativas sobre el origen de formaciones naturales: montañas, cañadas, cerros, ríos, lagos, entre otros y sobre el origen de la fisonomía de algunos animales. Estas leyendas suelen presentar a los elementos naturales como personajes, así tenemos que los cerros se enamoran o los lagos se enojan, los vientos prefieren a unos habitantes que, a otros, la actitud de un animal lo lleva a tener manchas o a arrastrarse sin patas, etcétera. Seguramente se trata de las leyendas con mayor sustrato mítico de nuestros acervos y viven, sobre todo, en comunidades rurales o suburbanas.

En cuanto a los personajes que gozan de mayor arraigo y difusión en las leyendas de la tradición oral mexicana podemos destacar los siguientes: ánimas o espíritus de personas conocidas o no en la comunidad que interactúan en la vida cotidiana del lugar, es decir: se aparecen casi siempre de manera visual o auditiva, ya sea para rememorar la fecha o la forma en que murieron, para advertir peligros, para castigar conductas erróneas y, muchas menos veces de las que podemos suponer, para provocar efectos nocivos en los habitantes.

El diablo es otro personaje que aparece reiteradamente en las leyendas mexicanas. Se trata de una encarnación del mal como oposición al bien pero desprovisto, la mayoría de las veces, de un contenido religioso explícito; se presenta bajo múltiples figuras: desde el galán seductor, el charro negro, el vendedor generoso y el desconocido dispuesto a ayudar; hasta en forma animal: un perro negro de dimensiones extraordinarias, una mula negra, una serpiente y otros. 

Otros personajes que podríamos llamar sobrenaturales y que aparecen con bastante frecuencia en las leyendas de algunas regiones de nuestro país son duendes, aluxes, chaneques y otros espíritus o entes cuya principal actividad es molestar o incordiar a las personas; son más que nocivos, traviesos. Las versiones que relatan encuentros con estos seres aún tienen cierto grado de credibilidad en las comunidades donde se conservan y aunque genéricamente estén más cerca del cuento (que se concibe como ficción) se pueden considerar leyendas.

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